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José Amado el pochoclero pionero de Olavarría cumplió medio siglo en la actividad

Muchos recordamos la felicidad que nos daba ver el carrito del pochoclero siempre en una esquina de la plaza Coronel Olavarría . Quienes ahora somos grandes, seguimos viéndolo en la plaza y recordamos lo hermoso que era comprar pochoclos cuando éramos chicos y lo sabrosos que eran.

José


Hace más de 51 años que José Amado es «pochoclero» de nuestra ciudad, él dice «de la plaza», se define como un apasionado y descubrió el oficio de casualidad, ya que su padre vendía pochoclos en la localidad de Sierras Bayas.

Trabaja siempre en la misma esquina y pasa todas sus tardes allí, excepto los días de lluvia o ahora en el invierno los días de mucho frío ya que como le dijo a Portal Urbano, «ahora me puedo dar el lujo de quedarme en mi casa para no enfermarme».

Tómense un tiempo necesario para pensar en esa esquina y seguramente lo verán en su silla frente a la «chata» como él la llama, la mayoría de los Olavarrienses lo reconoce y se pondrán a pensar en la vuelta de los domingos, «la vuelta al perro» como se dice, y José Amado ahí, o mejor dicho el pochoclero firme en la plaza para vender a los autos que pasan o a los transeúntes que están de paso, muchos recordamos ver el carrito  y quienes ahora somos grandes seguimos viéndolo.  En su trabajo ha acumulado anécdotas, recuerdos y sobre todo ser constante como dice él con su trabajo.

José Amado lleva 51 años de actividad y hoy sigue perdurando ese servicio, quienes compraban esos pochoclos de niños, hoy llevan a sus hijos a disfrutar el mismo producto y de la misma calidad, porque tal como nos comentó «a pesar de que los productos aumenten él sostiene un precio para que todos puedan llevárselos, prefiero vender más y ganar un poco menos pero así todos pueden disfrutar del pochoclo o la garrapiñada».

Comenzó la actividad en Sierras Bayas «de casualidad», en ese tiempo él trabajaba en una fábrica de explosivos (que ya no existe más), y el que vendía pochoclos era su papá que había tenido taxi pero cuando el contexto social se puso feo se bajó del auto y se dedicó a esta actividad, «antiguamente no había nada de esto o por lo menos acá» dice y continúa su relato, «empecé porque se presentó un partido muy importante de fútbol San Martín y Estudiantes y  se me ocurrió decirle a mi viejo que me preparara unos pochoclos y unas garrapiñadas para vender ahí, y así fue el puntapié inicial para empezar a trabajar. Cuando arranqué mi señora estaba en la mesita y yo salía a vender».

El pochoclero tiene muchas anécdotas de su trabajo, «una chica que iba a la escuela Cáneva ahora viene con su hija,  y esas son cosas lindas, después otra mujer que hacía 30 años se había ido de Olavarría vuelve y me ve acá a mí y dice que constancia cuando me fui estaba el pochoclero vuelvo y sigue estando», cuando contaba esto sonreía recordando ese momento. «A mí esas cosas me llenan el alma, es una satisfacción linda», dice José Amado, «otra de las anécdotas que recuerdo es que una mujer se me acerca a comprar pochoclos y mira la rejilla que estaba blanca y le llamó la atención, entonces le dije que la limpieza tiene que ser fundamental porque trabajo con comida».

Amado

El primer carro:

El primer carro surgió de casualidad también ya que José iba a la plaza con una mesita a trabajar al igual que en las canchas de fútbol, pero cuando comienza la democracia en el primer gobierno de Helios Eseverri «la secretaria de turismo me llama por teléfono y me dice que van a hacer una fiesta que se llamaba el pueblo va a su plaza, y me dijo que quería que hiciera los pochoclos en el lugar, yo le dije que no tenía carro y ella no quería traer a nadie de afuera, entonces en dos meses me puse a trabajar y pude hacer el carro, la fiesta fue un éxito, fue un verano del 84″ recuerda.

Primer carro año 83, en la plaza con su señora

El segundo carro ya es de acero inoxidable «lo tengo en casa guardado», dice «hasta que me pude comprar la chata, que se dio de una conversación con mi señora a la mañana tomando mate en la cama, la busqué un montón de tiempo porque no había y la traje de 9 de julio, cuando vine la empecé a armar, y lo que tiene esta máquina es que te hace el caramelo, es completamente diferente, cuando yo comencé se hacía en la casa y después vendíamos en la calle, pero con la máquina es espectacular, tiene un sabor especial».

Segundo carro que tuvo en el año 85

Época de pandemia:

El 2020 fue un año complicado para todos, y José Amado no fue la excepción, tuvo que quedarse adentro cinco meses «hasta que un día me plante en la plaza y no me dijeron nada, me hice un corralito con todos los cuidados barbijo y alcohol que lo sigo usando hasta el día de hoy, y así podía trabajar», «cuando vine nadie me vino a decir nada me dejaron trabajar tranquilo», explica, además remarcó «yo siempre digo me sacas la plaza y estoy muerto». 

Otra de las cosas que nos comentó José es que no recibe ninguna ayuda de nadie, «porque no la pedí, los carros me los hice yo con trabajo».

Para finalizar, el pochoclero dijo «el mensaje que me gustaría dejar es que con constancia y ética podes trabajar y vivir tranquilo, me hice la casa, me pude comprar mi auto, y me pude comprar la camioneta de trabajo, no me importa si hace frío, calor, siempre hay que trabajar». 

En la Sociedad de Fomento rural de Río Cuarto año 2007/2008

Se siente un privilegiado, pero también es cierto que se ganó ese lugar. Nos agradeció de sobre manera por interesarnos por su vida y reflejarlo en el diario.

Solo queda decirle que nos encanta contar la historia de estos personajes que son tan nuestros.

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