Un delito que deja en evidencia las carencias de la Justicia: sólo 4 de cada 100 ataques sexuales tienen condena
Para María Elena Leuzzi -titular de AVIVI- la pena aplicada a Cristian Aldana «lamentablemente es un hecho aislado». Resaltó la «enorme valentía de las chicas que contaron el horror»
La condena al músico Cristian Aldana fue posible gracias a la valentía de las víctimas que lograron vencer el miedo a contar el drama que sufrieron. Pero la realidad es que la sentencia para el agresor sexual «lamentablemente es un hecho aislado», porque las estadísticas sostienen que apenas 4 de cada 100 de este tipo de ataques terminan con condenas en los tribunales del país.
En el mismo sentido, el abogado especializado en delitos contra la integridad sexual, Andrés Bonicalzi, aportó: «Es cierto que la enorme mayoría de los hechos de agresiones sexuales no terminan en una condena como ocurrió ahora con el caso del músico Aldana», precisando que «ya de entrada, es bajísima la cantidad de hechos que llegan a convertirse en denuncia o expediente judicial, porque las víctimas saben que deberán atravesar por procesos judiciales largos, en muchos sentidos revictimizante».
«Es alentador»
«Es alentador lo ocurrido con la causa que tiene como condenado a Aldana, por la solidaridad entre las víctimas -señaló Bonicalzi-. Seguramente será inspirador para muchas víctimas con otros agresores. Lo cierto es que el nivel de hechos que no llegan siquiera a denuncia es alto, aún más cuando se analizan los delitos sexuales con víctimas infantiles, ya que en esa instancia impera el miedo, la amenaza y finalmente el silencio».
Leuzzi, quien coordina desde hace más de una década una organización no gubernamental que brinda asistencia integral a víctimas de delitos sexuales, expresó que «en ese escaso 4% de casos que terminan en condenas, tenemos que tener en cuenta que muy pocas veces, por no decir ninguna, se cumple con la condena completa, ya que los agresores dentro de las instituciones penitenciarias cumplen con todo, tienen conducta ejemplar, y prontamente reciben beneficios excarcelatorios».
El rol de las pericias
«Sabemos que los delitos contra la integridad sexual son muy difíciles de probar. Suele suceder entre cuatro paredes -dijo Bonicalzi-. Entonces, el rol protagónico gira en torno a las pericias psicológicas, en las Cámara Gesell, y allí es cuando nos encontramos con las carencias que tiene la Justicia. Se generan dificultades para acreditar los hechos de agresiones sexuales, como la falta de peritos y personal para llevar adelante las investigaciones. Hay departamentos judiciales que fijan fechas de pericias para dentro de un año y medio. Es decir, una persona resulta víctima de un delito sexual, logra denunciar y recién en 18 meses podrá acceder a una pericia para apoyar con estudios lo que padeció».
«Con lo difícil que es para la víctima realizar la denuncia, es muy injusto que la Justicia no responda debidamente. Es vital que este paradigma se modifique, para que las víctimas tengan justicia y así dar por concluida una etapa. Con el esquema actual, gana la impunidad», finalizó el letrado Bonicalzi.
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